domingo, 24 de enero de 2016

Los descazadores de especies perdidas de Diego Arboleda

Los descazadores de especies perdidas.
Genios e ingenios de los años del vapor.
Autor: Diego Arboleda
Ilustración: Raúl Sagospe
256 páginas, (+ 10 años)
2015




Por José R. Cortés Criado.
  
En los años del vapor, no solo se descubrió la importancia del mismo y su aplicación a la industria y a la ciencia, sino que vivieron personas especiales que, aunque no aparecen en los manuales de historia, dejaron huella de sus excepcionales dotes.

El libro presenta la vida de una serie de personas importantes por sus descubrimientos y contribución al bien de la humanidad, a cada uno de ellos se dedica un capítulo, cuya primera página es un dibujo del personaje que aparece enmarcado en un orla sobre sus años de vida, invento importante que llevó a cabo y a la izquierda, señala la época en que vive ese personaje y algunos datos curiosos sobre ecología.

El primer personaje, Nicolas-Joseph Cugnot, inventor francés a quien su gobierno le atribuye la invención del primer vehículo autopropulsado a automóvil, aunque el autor dice que lo más curioso fue el primer vuelo a vapor llevado a cabo por la peluca de tal señor.

Curiosamente, a la izquierda del retrato de Cugnot, se informa de que en el siglo XVIII, la caza desmedida de la vaca de Steller produjo la extinción de ese animal acuático que llegó a medir ocho metros y a pesar diez toneladas. Esta información sobre animales extintos se repite en todas las entradas.

Los siguientes personajes son inventados: Minerva Vapour, la última descendiente de una familia de genios; el señor Bisiesto; Juturna, primera de las inventoras Vapour; Iris Vapour, inventora del aparato de inteligencia artificial llamado Mismo Mecanismo; William Aimer, hijo de notable cazador de animales salvajes, contrario a tal práctica y amante de la fotografía; Zazel, la primer mujer bala; Zazia, nieta de la anterior; el dibujante Benvenuto Farini…, además habría que añadir los persistentes espías, las incansables inventoras, los cazadores, los trabajadores del circo y, por supuesto, los descazadores de especies protegidas.

Si interesante son los inventos expuestos y las relaciones personales de los protagonistas, mayor interés tiene la capacidad de recuperar especies extinguidas gracias a un fotógrafo despistado, una niña y un lord, y a la fotografía caleidoscópica y telescópica.

Para información de los lectores el ilustrador deja constancia de todos los animales descazadosmostrando un dibujo de estos sobre un mapa mundial, indicando el lugar donde fueron vistos por última vez y la fecha de su extinción.

El texto de Diego Arboledas es ingenioso, lleno de humor e ironía que hace sonreír más de una vez al lector por las ocurrencias de los personajes y sus vicisitudes; ya sea por la construcción de una lechuza metálica de grandes dimensiones, un brazo mecánico ayudante tanto para la ciencia como para las relaciones humanas, recibir un misterioso regalo de aniversario cada año bisiesto, surcar los aires de medio mundo en pleno siglo XVIII o elaborar un diccionario de ruidos de las cosas.

La ilustraciones, preferentemente en colores tierra, son un perfecto complemento al texto y añaden su peculiar interpretación de los hechos que pueden ser seguido  siguiendo las láminas de Raúl Sagospe.

Buen libro, entretenido, sagaz, que gustará principalmente a los jóvenes lectores con ansias investigadoras.

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