martes, 2 de febrero de 2016

¿De qué color es un beso? de Rocío Bonilla


¿De qué color es un beso?

Rocío Bonilla


Álbum ilustrado

29 x 21 cm, 32 páginas

2015



Por José R. Cortés Criado. 

Rocío Bonilla nos presenta un álbum ilustrado muy tierno. La protagonista de la historia es una niña muy especial a la que le gusta montar en bicicleta, los pastelitos de crema y fresa, los cuentos, las plantas, pero sobre todo pintar.

Y pinta todo lo que le llama la atención con vivos colores: mariquitas rojas, cielos azules, plátanos amarillos…, pero nunca pintó un beso y cuando decide hacerlo se le plantea una gran duda, ¿de qué color será un beso?

Mónica o Minimoni, que es como se llama la niña protagonista, se devana los sesos pensando si serán rojos como la salsa de tomate, lo descarta porque el rojo es el color del enfado y los besos no se dan cuando uno está enfadado; también podrían ser amarillos, en un principio le parece bien porque es el color de las buenas ideas y de los girasoles, pero cuando recuerda que es el color de la miel y que a las abejas le encanta, cambió de opinión; y siguió imaginando cuál será el color idóneo para los besos.

Como no encuentra una respuesta convincente, acude a su mamá para que le aclare sus dudas y esta le da una ración de besos multicolores a cual más bonito; quedando Minimoni contenta con la respuesta.

El texto del relato es breve pero el colorido es amplio. La autora juega muy bien con los colores para recrear esta historia donde priman colores vivos, aunque también tiene su espacio el blanco y el gris. Cuando explica por qué no es el color gris, Rocío Bonilla dibuja una torre de animales grises: elefante, rinoceronte, hipopótamo, Minimoni y oveja; todos ellos abarcando dos páginas que han de verse en vertical.

Este álbum se presenta en forma apaisada, siendo más ancho que alto, contrastando con el aspecto clásico de otros libros similares que suelen ser más alto que anchos.

Los dibujos son vivos, expresivos, en ellos se ve claramente la fuerza del lápiz, sobre todo en los dibujos más esquemáticos. Es muy acertado utilizar el nombre y el color en múltiples elementos cada vez que la protagonista busca una respuesta a su duda, dando así la posibilidad de recordar los colores a los pequeños lectores, y sobre todo, ofrecer un modelo para pensar en el color que pueden tener los sentimientos y jugar a ello.

Junto a las imágenes llama la atención el tipo de letra. La mayor parte del texto está escrito con un modelo de letra similar a las de cualquier ordenador, aunque la autora introduce palabras manuscritas, unas con letras minúsculas, otras con mayúsculas o letras con volumen, similar a las que suelen hacer los niños en sus cuadernos de clase o murales.

En las dos últimas hojas de libro se formula una pregunta al lector para involucrarlo en la obra, “y tú… ¿de qué color crees que es un beso?” y se le ofrecen muchos corazones perfilados de negro que esperan ser coloreados según el gusto de cada uno.

Pegado a la contraportada hay un medidor de altura para niños hasta 140 cm, que una vez extendido se ve que reproduce la torre de animales grises antes citada.

Buen álbum ilustrado, bonito, agradable, ingenioso, lleno de vida que gustará a grandes y pequeños.


Si quieres leer la crítica de otro libro a Rocío Bonilla pincha aquí

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