domingo, 28 de febrero de 2016

Un fin de semana de los cinco de Enyd Blyton

Un fin de semana de los cinco

Texto: Enyd Blyton

Ilustraciones: Marina Vidal

Traducción: Federico Ulsamer


Colección Los Cinco

14 x 21 cm, 222 páginas


2015



Por José R. Cortés Criado.

Enid Blyton vuelve a crear una aventura para los cinco que te atrapa desde su inicio, y aunque los lectores conocedores de la colección saben que algo les ocurrirá para iniciar una hazaña nueva y con final feliz, no por ello cejan en el interés por su lectura.

Es llamativo la libertad de que gozan estos cuatro niños y su perro Tim y la naturalidad con que padres, profesores y lugareños de cualquier aldea los ven deambular solos por bosques, páramos y lagos misteriosos sin que nadie les reprima ni les prohíba llevar su proyectos a cabo.

En esta ocasión los chicos, Dick y Julián están en su colegio interno; las chicas en el suyo, también, y como tienen un fin de semana largo de vacaciones, deciden aventurarse por lugares desconocidos para vivir esos días en contacto con la naturaleza.

Así que quedan en un lugar concreto para, siguiendo unos mapas de la campiña inglesa, recorrer con sus mochilas a cuestas varios parajes singulares, pero nada más llegar al primer pueblo, comprar provisiones e iniciar la marcha, Tim, el perro, se mete en una madriguera tras un conejo y se lastima una pata trasera.

Julián, el mayor, y Jorge, la dueña del perro, se desvían de su ruta para acercarse a la lejana casa del veterinario; Dick y su pequeña hermana Ana, continúan el camino para llegar a la granja donde piensa pasar la noche antes de que esta llegue, pero la lluvia, la oscuridad y lo poco señalizado que está el campo, hace que terminen en una casa sucia, poco cuidada, habitada por una señora sorda y su hijo, un maleducado.

A Ana le permite pasar la noche en el desván, pero a Dick lo manda al pajar; este, esperando que su hermano y su prima lleguen a pasar la noche, se duerme y lo despierta una persona extraña que le dice, a través de una ventana en plena noche oscura, unas palabras en clave y le tira un papel al interior del pajar.

Al ser de día ambos niños huyen de esa casa y de sus desastrosos dueños; por fin encuentran al resto de la pandilla, que iban a denunciar su desaparición; les cuentan lo sucedido, comen y deciden investigar qué quieren decir esas palabras, una vez que saben que la noche anterior se fugó un preso muy peligros de la cárcel del condado y que el policía de turno no le da credibilidad a la historia con palabras en clave que Dick recibió en plena noche.

Este es el inicio de la aventura que los lleva a una casa quemada y abandonada, en cuya bodega subterránea deciden pasar la noche. Al día siguiente localizan los cuatro puntos marcados en el papel y deducen que allí debe haber algo escondido, y al ser un mensaje entre malhechores, seguro que es el botín de un robo.

Mientras todo esto sucede, los chicos comen con muchas ganas, como siempre, en numerosas ocasiones; les encanta comer. Utilizando su intuición, van descifrando paso a paso las claves del enigma; descubren a un hombre y una mujer que persiguen lo mismo que ellos, con la diferencia que los cinco no saben qué buscar, los otros sí.

Gracias a su valentía, habilidad, intuición y sabiduría, consiguen hacerse con las joyas ocultas en el lago y logran despistar a los compinches del ladrón que permanece en la cárcel; él acaba con el tobillo roto y ella en tierras pantanosas que le impiden desplazarse.

Al fin la policía admite que los chicos tienen razón, que las joyas que han recuperado pertenecen a una reina que visitó recientemente el país, detienen a los malvados y los chicos vuelven a tiempo de reanudar las clases.

Bonito final para esta historia que, como ellos reconocen, ninguno de sus compañeros creerá, por lo rocambolesca que ha sido y los peligros que pasaron.

A lo largo de las páginas, de fluida lectura, la autora va reflejando la sociedad de la época, sus costumbres, gustos y dibujando el carácter de los personajes; si Jorge es una chica que prefiere parecer un chico; su prima Ana, la menor del grupo, es el prototipo de mujer tranquila, sumisa, ordenada, esplendida ama de casa, que disfruta preparando el desayuno, arreglando las camas y ordenando el espacio donde conviven; y, aunque es temerosa, no quiere perderse ninguna a ventura y cuando quieren dejarla al margen de cualquier lance, se ofende, porque quiere estar en primera línea aunque tenga algo de temor y sea asustadiza.

También llama la atención las palabras que Enid Blyton dedica al perro Tim, son de elogio y comentarios como de si otra persona se tratara, lo dibuja como un ser muy inteligente, valiente y un amigo más de la pandilla.


Buen libro este volumen que hace el número diez de la colección Los Cinco que está reeditando la editorial Juventud con gran éxito editorial. 

Si quieres saber más de otros libros de la misma autora pincha aquí.

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